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jueves, 16 de septiembre de 2010

Cómo mejorar la memoria

Cómo mejorar la memoria

¡USTED tiene una memoria excelente! ¿Le resulta difícil de creer? Piense por un momento en las muchas cosas que recuerda fácilmente: escenas de su infancia, los nombres de amigos y parientes —hasta de personajes de ficción que aparecen en libros y en la televisión—, las melodías y las letras de sus canciones favoritas, el alfabeto, los números, miles de palabras... ¡Usted ya ha demostrado que tiene capacidad para recordar millones de cosas!

“Pero, si tengo una memoria tan maravillosa —quizás se pregunte—, ¿por qué se me olvidan las cosas? ¿Por qué extravío tantas veces algunos objetos? ¿Por qué voy a una tienda y se me olvida a lo que iba? Peor aún, ¿por qué me cuesta tanto recordar nombres, por no decir nada de números de teléfono y citas?” Estas inquietudes son bastante comunes. Sin embargo, su memoria es mucho mejor de lo que usted se imagina, y, además, puede mejorarla.

Por qué olvidamos

Entonces, ¿por qué parece que a veces nos falla la memoria? Ese problema obedece con frecuencia a una falta de interés. El famoso director de orquesta Arturo Toscanini dirigía sinfonías enteras de memoria. Charles Schwab, magnate de los negocios, podía recordar los nombres de 8.000 empleados. Pero ¿tenían ellos una memoria igual de fabulosa en otros campos de menor interés para ellos? Probablemente no. De modo que, prescindiendo de lo buena que sea su memoria, le costará mucho aprender y recordar cosas si estas no le interesan.

Otro factor que puede hacernos olvidar es un cambio de situación o ubicación. Las cosas se recuerdan mejor en el mismo entorno en el que se aprendieron, como lo demuestra el caso de un hombre que visitaba la zona donde se crió, y fue saludado por una mujer desconocida. Naturalmente, él supuso que debía ser alguien que conoció de pequeño en esa zona. Pero de pronto se dio cuenta de que a esa mujer la veía todos los días: ¡era una compañera de trabajo! Por pura coincidencia, ella también estaba visitando aquella zona. El verla en un marco distinto le hizo olvidar por unos instantes quién era.

Afortunadamente, usted no necesita recordar los millones de datos que cada día entran a raudales en su cerebro; la mayor parte de ellos son trivialidades. Sin embargo, si la información es importante, puede aprender a retenerla. ¿Cómo? Prestándole más atención de la acostumbrada.

Cómo recordar

Supongamos que esta noche ha de hacer una llamada telefónica importante. Si usted solo piensa un momento en ello, es muy probable que lo olvide. Así que deténgase y reflexione en la llamada telefónica que planea hacer. El libro Instant Recall—Tapping Your Hidden Memory Power (Recuerdo inmediato. Cómo aprovechar su potencial de memoria oculto), de Jeff Budworth, recomienda invertir “minutos, no segundos”, en grabar información importante en la memoria. Dígase a sí mismo que tiene el firme propósito de recordar esta llamada. Al haber prestado una atención especial al asunto, es poco probable que lo olvide.

Pero ¿de qué otras maneras puede usted prestar más atención de la acostumbrada a cosas que no quiere olvidar? Si pone en práctica las siguientes sugerencias, en poco tiempo las llevará a cabo automáticamente.

Tenga clara la información: Un ordenador no puede acceder bien a la información si esta no se ha introducido debidamente. Algo muy parecido sucede con nuestros recuerdos. Tomemos como ejemplo la memorización de nombres. El doctor Bruno Furst dice lo siguiente al respecto en su libro Stop Forgetting (Deje de olvidar): “Si no oímos el nombre con claridad y exactitud, no podemos siquiera hablar de recordar u olvidar. No podemos ni recordar ni olvidar algo que nunca supimos. Por consiguiente, el primer paso que debemos dar es captar el nombre de tal manera que no exista ninguna duda en cuanto a su pronunciación o deletreo”. Si alguien no pronuncia con claridad su nombre cuando se lo presentan, no dude en pedirle que se lo repita. Si es necesario, pregúntele cómo se deletrea.

Visualice las cosas: Trate de imaginarse lo que quiere recordar. ¿Hay alguna tarea en especial que no debe olvidar? Entonces, imagínese a sí mismo desempeñándola. Cuantos más detalles añada a esta imagen mental, más fácilmente la recordará.

Visualizar la información también puede ayudarle a asociar cosas que aparentemente no guardan ninguna relación entre sí. Suponga, por ejemplo, que tiene que acordarse de comprar leche y dentífrico. Podría imaginarse una vaca cepillándose los dientes. Esa imagen no la olvidaría fácilmente, ni aunque lo intentase.

Dígalo en voz alta: Cuando quiera recordar algo que ha de hacer, dígalo en voz alta; por ejemplo: “Tengo que llamar a Juan esta noche”. O, ¿se olvida muchas veces de si cerró la puerta con llave o de si apagó el horno? El libro How to Improve Your Memory (Cómo mejorar su memoria), del doctor en filosofía James D. Weinland, dice: “Este problema se puede solucionar expresando con palabras nuestras acciones en el momento preciso en que las realizamos. [...] Cuando usted dé cuerda al despertador y lo ponga en hora, diga: ‘He dado cuerda al despertador y lo he puesto en hora’. Cuando cierre con llave la puerta, dígase: ‘He cerrado con llave la puerta’”. Quizás se sienta ridículo haciendo esto, pero puede ayudarle a recordar.

Cultive interés en el tema: Puede que usted, por naturaleza, no se sienta atraído a cierto tema, pero si piensa en las razones por las que necesita aprender la información y las consecuencias de no recordarla, le será más fácil aprender. Además, cuanto más aprenda acerca de cualquier tema, más interesante le parecerá.

Cuente las cosas que tiene que recordar: Suponga que mañana por la mañana debe llevar varias cosas al trabajo. Si se fija en el número exacto de objetos que ha de llevar, será menos probable que se deje alguno.

Organice las ideas: Si tiene que comprar varios artículos en el supermercado, trate de clasificarlos en categorías. Por ejemplo, podría organizar mentalmente sus compras pensando en que ha de comprar tres artículos de la sección de productos lácteos, dos de la sección de carnes y otras dos cosas varias. Si organiza así sus ideas podrá recordarlas mejor.

Utilice la información y repásela: Hay cosas que usted siempre recordará: su nombre, el alfabeto o la manera de usar un tenedor o un lápiz. ¿Por qué? Porque este conocimiento lo ha utilizado muchas veces. El uso frecuente fortalece la memoria y ayuda a recordar. Así que repase mentalmente de vez en cuando las cosas que quiere recordar, o utilícelas. Cuando le presenten a alguien, procure usar su nombre varias veces. O cuando aprenda alguna información nueva, procure introducirla en sus conversaciones, pero procurando no dar la impresión de que está alardeando.

El valor de recordar

De todas formas, usted quizás se pregunte: “¿Por qué tomarse tantas molestias? ¿No sería más fácil anotarse las cosas?”. Es cierto que los calendarios, listas, relojes con alarma y notas son muy útiles. Pero hay veces que anotar las cosas no resulta práctico, como cuando le están presentando a diferentes personas en una reunión social. Y cuando esa lista de la compra tan bien elaborada necesita modificarse, no siempre se tiene a mano un lápiz. Además, las listas fácilmente pueden perderse. ¿Y si se olvida de consultar el calendario? Está claro que merece la pena hacer el esfuerzo de ejercitar la memoria.

Cuanto más practique, menos le costará memorizar. De hecho, quizás descubra que prefiere memorizar las cosas en lugar de anotárselas. Y no tema que de algún modo se le vaya a llenar la cabeza de información y pierda parte de su capacidad o creatividad mental. La mente, al igual que un músculo, se fortalece y trabaja mejor con el uso. La doctora Joan Minninger dice: “La mayoría de las personas piensan que la memoria de largo alcance es una gran cajonera que tiene que vaciarse periódicamente a fin de dejar sitio para introducir cosas nuevas. Esa opinión es errónea. No se conocen límites para la capacidad retentiva de nuestra memoria. Usted puede aprender y recordar cosas nuevas durante toda su vida”.

De igual manera, el doctor Furst indica que “sería una falacia pensar que para cuidar bien de nuestras células cerebrales deberíamos evitarles todo tipo de esfuerzo y conservarlas sin usar. Todo lo contrario”. Su memoria mejorará con el uso. Hay incluso quienes opinan, como Harry Lorayne, coautor de la obra The Memory Book (El libro de la memoria), que “la memoria puede, de hecho, mejorar con la edad”.

g92 22/7 págs. 25-27 Cómo mejorar la memoria

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