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viernes, 3 de agosto de 2012

Estrellas en Nuestra Propia Galaxia, y más Allá

Estrellas en Nuestra Propia Galaxia, y más Allá

Ahora es el momento para ver cómo las estrellas pueden existir dentro de cada galaxia. Es sólo recientemente que los astrónomos han tenido telescopios suficientemente grandes  para estudiar estrellas individuales o pequeños grupos de estrellas en las galaxias más allá de la nuestra. Así, la mayoría de nuestro conocimiento de la clase de pequeñas colecciones de estrellas proviene del estudio de aquellas en nuestra propia galaxia.

Hay un problema inmediato. Podemos decir que todas las estrellas en una galaxia distante estan la misma distancia y pertenecen a la galaxia, porque podemos ver que las estrellas están separadas de otras galaxias cercanas por las enormes distancias del espacio intergaláctico. Pero la visión que tenemos de las estrellas de nuestra propia galaxia, como las vemos desde el interior de la galaxia, es mucho más confusa. Siempre ha sido difícil para los astrónomos desentrañar la casualidad por la cual la línea de visión de las estrellas coincide con los grupos reales.

Con muy pocas excepciones, todas las estrellas que podemos ver a simple vista pertenecen a nuestra propia galaxia, la Vía Láctea. A pesar de que los poetas hablan de las "innumerables" estrellas visibles, de hecho menos de 4.000 estrellas se pueden ver en un momento dado a simple vista. El astrónomo griego Hiparco (129 a. E. C.) las clasifico en seis magnitudes, con estrellas de la primera magnitud como las más brillantes, y las estrellas de magnitud seis las más débiles que él podía ver. Esta escala, con modificaciones, se encuentra todavía en uso hoy en día.

Estrellas Dobles y Variables

Si pudiéramos juzgar por el ejemplo más prominente de una estrella que podemos ver, nuestro propio Sol, podemos imaginar que la mayoría de las estrellas son solitarias, y de hecho estariamos equivocados. La mayoria de estrellas existen en pares y tripletas. Sólo el 15% (o menos) de todas las estrellas son solitarias.

¿Por qué es que nuestra impresión de lo que es típico está mal en esta ocasión? La razón es que la órbita de un planeta alrededor de una estrella en un sistema de estrellas múltiples es probable que sea irregular, debido a los tirones gravitatorios siempre cambiantes de las otras estrellas en el sistema. El planeta no pudiera incluso ser capaz de orbitar su estrella más de un par de veces antes de ser arrebatado de su sol paterno. Incluso si esto no ocurre, es probable que el planeta se mueva cerca y lejos de su sol y, como consecuencia, su temperatura va a cambiar drásticamente de un calor abrasador a un frío congelante. Las perspectivas para el desarrollo de la vida en un planeta asi no son buenas.


Nuestro primer ejemplo de una estrella múltiple es la estrella del Can Mayor, Sirio. Sirio es la estrella más brillante en el cielo: Alfa Canis Mayoris. Sirio es un sistema binario, que consiste en una estrella visible, Sirio A y otra estrella invisible, Sirio B. (La diferencia en el brillo de las dos estrellas es de casi 10 magnitudes, y por lo tanto, B es 10.000 veces más débil a la vista que A.)


La segunda estrella más cercana a la Tierra (el Sol es la más cercana) es Próxima Centauri. Es la más débil de tres estrellas en el sistema triple de Alfa Centauri, y fue descubierta por R. Innes en 1915. Alfa Centauri es una de las estrellas más brillantes en el cielo. Su nombre popular es Rigel Kent. Próxima Centauri esta a 0,19 años luz de Alpha Centauri, orbitando a ambas estrellas, y a 4,2 años luz de la Tierra, y también se le llama V645 Centauri.

Mizar y Alcor, Doble, Doble, Doble

Mizar es la estrella llamada Zeta Ursae Mayoris, la estrella central en el mango (la cola) de la Osa Mayor, a 88 años luz de la Tierra. Mizar fue la primera estrella doble en ser descubierta por observación telescópica, por G.B. Riccioli en 1650 E. C. También fue la primera en ser fotografiada, por el astrónomo estadounidense W.C. Bond en 1857 E. C.

Zeta1 Ursae Mayoris y Zeta2 Ursae Mayoris pueden ser vistas como un par a través telescopios pequeños. Cada uno de ellos es un sistema binario. Entonces, tenemos este sistema como sigue:

Zeta1 Ursae Mayoris, las dos estrellas orbitan entre sí con un período de 175.55 días.

Zeta2 Ursae Mayoris, ambas estrellas tienen una masa y brillo casi igual, y su período orbital es de 20.53860 días.

El periodo en que Zeta1 y Zeta2 orbitan mutuamente entre sí es de por lo menos 20.000 años.

Ahora tenemos a Alcor, una estrella que puede ser fácilmente vista cerca de Mizar a simple vista, y es un sistema binario. El período de Alcor alrededor de Mizar es de unos diez millones de años.

Este notable sistema estelar múltiple consiste, pues, en posiblemente seis estrellas en una jerarquía de estrella doble que orbita estrella doble, que orbita estrella doble.


El Trapecio es la estrella Theta1 Orionis, que fue descubierta por Nicolás Peiresc en 1611 E. C., y es la estrella central de la Espada de Orión, la razón por la cual brilla la Nebulosa de Orión, (M42). El Trapecio consiste en cuatro estrellas y el nombre se deriva de su forma aparente.


Betelgeuse es también conocida como Alpha Orionis, la estrella mas brillante en la constelación de Orión. Se trata de una supergigante roja, una de las más grandes conocidas, y esta relativamente cerca: 452 años luz. Betelgeuse es una estrella doble, y su compañera es una estrella muy pequeña.


Antares es la estrella más brillante de Escorpion. Se trata de una de primera magnitud, una estrella roja claramente, cuyo aspecto a simple vista es como el planeta Marte, de allí su nombre, que significa: "Rival de Marte." A una distancia de 3,4 segundos de arco esta su estrella compañera, más débil por cinco magnitudes. Su período es de 7,25 años orbitando una alrededor de la otra.

Sorpresas del Cosmos

Los mayores telescopios del mundo, puede grabar las imágenes de estrellas tan débiles como de magnitud 24. Tal vez hay 20 mil millones de estrellas de ese tipo que puedan ser fotografiadas unicamente en nuestra galaxia, quizas la mitad del total que contiene. Las estrellas en el cielo, podemos decir, aunque no numerables, no son incontables.

No sabemos cuantos descubrimientos nos esperan en el futuro.

 Catalogue of the Universe p. 73, 81 - 922

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